El Banco Central analiza restituir el débito automático como mecanismo para cobrar las cuotas de los préstamos, una medida que podría redefinir el funcionamiento del crédito digital en Argentina. La discusión llega en un contexto de creciente morosidad y deterioro de la capacidad de pago, especialmente entre quienes toman préstamos en el sector no bancario. Frente a este escenario, la mirada de Matías Friedberg, cofundador de Ixpandit Fintech Factory, aporta una perspectiva clave sobre cómo debería actualizarse la herramienta para que sea realmente efectiva.


Para Matias, el eventual regreso del débito automático no puede limitarse a restituir lo que existía hasta 2020. El ecosistema financiero cambió profundamente en los últimos años: hoy las billeteras virtuales concentran la mayor parte del movimiento cotidiano de dinero. En ese sentido, destacó que “ocho de cada diez transferencias van desde o hacia una CVU, una billetera virtual”, lo cual vuelve indispensable que el nuevo esquema permita cobrar directamente en billeteras, no solo en cuentas bancarias tradicionales.


Este punto es central para el desarrollo del crédito digital. La falta de un mecanismo automático llevó a las fintech a apoyarse en métodos menos eficientes, como recordatorios recurrentes o pagos manuales, que dependen del comportamiento del usuario y suelen tener menor tasa de éxito. En contraprestación, un sistema moderno de cobranza automática aportaría previsibilidad, reduciría costos y permitiría mejorar la capacidad de otorgar crédito, especialmente a públicos que no tienen acceso al sistema bancario tradicional.


Otro aspecto que resaltó Matias es la necesidad de que el proceso esté diseñado con foco en la experiencia del usuario. Señaló que “no puede tener fricción. Si el cliente tiene que hacer muchos pasos antes de autorizar la cobranza, disminuyen las chances de adopción”. Esto implica que la regulación deberá contemplar un flujo de autorización ágil, digital y claro, evitando procesos extensos que desalienten su uso. Desde la óptica de Ixpandit, la simplicidad será un factor determinante para lograr una adopción masiva y sostenida.


Además, recordó cómo afectó al sector la baja del sistema anterior: “Al obstaculizar la principal herramienta de cobranza, subieron los costos operativos y el riesgo. Eso termina traduciéndose en tasas más altas y peores condiciones para el cliente”. Esta reflexión deja en evidencia por qué el regreso del débito automático no solo mejora indicadores internos, sino que tiene repercusiones directas en las tasas y condiciones que enfrentan los consumidores.


En síntesis, la postura de Ixpandit refleja una visión estratégica: para que el nuevo sistema funcione, debe adecuarse a la realidad actual del mercado, integrar billeteras virtuales, minimizar la fricción y aportar eficiencia tanto para las fintech como para los usuarios. Si estas condiciones se cumplen, la herramienta podría convertirse en un punto de inflexión para mejorar la cobrabilidad, ampliar el acceso al crédito y fortalecer todo el ecosistema financiero.


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